Es más cruel que curioso el capricho de tener animales salvajes como mascotas. Metidos en jaulas, sin las condiciones ni los cuidados mínimos ya no para ser felices, que nunca lo serán, simplemente para estar sanos. El postureo y la ignorancia podrían explicarlo: alardear de coleccionismo, de tener la especie más rara, de creer que algunos animales, troceados, tienen algún tipo de propiedad medicinal. Adivinen cuál es el mamífero más traficado del mundo… ¡El pangolín! Más de 100 mil ejemplares anualmente. Sus escamas se utilizan para hacer medicinas, su carne para consumo. De los tigres se buscan huesos y bilis. Del rinoceronte, el cuerno que se cree que tiene poderes, incluso en Vietnam se dijo que podía curar el cáncer. Todo mentira. Luis Suárez, biólogo y coordinador de Conservación de WWF España nos cuenta las consecuencias de arrancar a estos animales de su hábitat natural, de moverlos por el mundo, de ponerlos en contacto con los humanos. En realidad estamos viviendo en primera persona a qué conduce: virus y enfermedades que no estamos preparados para combatir. Pasó con el ébola, con el SARS y ahora con el Covid-19. El tráfico ilegal de especies es un negocio tan lucrativo como el de armas o drogas, utiliza las mismas redes y las consecuencias son igual de peligrosas. Mueve entre 8.000 y 20.000 millones de euros al año pero está mucho menos perseguido que otros delitos. El dinero también lo explica todo: la falta de voluntad política, de legislación específica, de coordinación, de medios para luchar contra ello. Juanjo Millás y Paqui Ramos visitan el centro de Rescate de Animales Rainfer de la Fundación Chimpatía
Es más cruel que curioso el capricho de tener animales salvajes como mascotas. Metidos en jaulas, sin las condiciones ni los cuidados mínimos ya no para ser felices, que nunca lo serán, simplemente para estar sanos. El postureo y la ignorancia podrían explicarlo: alardear de coleccionismo, de tener la especie más rara, de creer que algunos animales, troceados, tienen algún tipo de propiedad medicinal. Adivinen cuál es el mamífero más traficado del mundo… ¡El pangolín! Más de 100 mil ejemplares anualmente. Sus escamas se utilizan para hacer medicinas, su carne para consumo. De los tigres se buscan huesos y bilis. Del rinoceronte, el cuerno que se cree que tiene poderes, incluso en Vietnam se dijo que podía curar el cáncer. Todo mentira. Luis Suárez, biólogo y coordinador de Conservación de WWF España nos cuenta las consecuencias de arrancar a estos animales de su hábitat natural, de moverlos por el mundo, de ponerlos en contacto con los humanos. En realidad estamos viviendo en primera persona a qué conduce: virus y enfermedades que no estamos preparados para combatir. Pasó con el ébola, con el SARS y ahora con el Covid-19. El tráfico ilegal de especies es un negocio tan lucrativo como el de armas o drogas, utiliza las mismas redes y las consecuencias son igual de peligrosas. Mueve entre 8.000 y 20.000 millones de euros al año pero está mucho menos perseguido que otros delitos. El dinero también lo explica todo: la falta de voluntad política, de legislación específica, de coordinación, de medios para luchar contra ello. Juanjo Millás y Paqui Ramos visitan el centro de Rescate de Animales Rainfer de la Fundación Chimpatía
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