Pedro Sánchez no tiene ninguna prisa en abrir el debate sucesorio. Por si acaso, sigue rodeándose de políticos con menos carisma que los dedos de mis pies. Ahí tienen al último fichaje, el otro Óscar del Gobierno, con su americana con hombreras, como los años 80. El caso es que nadie en el PSOE se atreve a levantar la mano para no ser tachado de aguafiestas o traidor.
Pedro Sánchez no tiene ninguna prisa en abrir el debate sucesorio. Por si acaso, sigue rodeándose de políticos con menos carisma que los dedos de mis pies. Ahí tienen al último fichaje, el otro Óscar del Gobierno, con su americana con hombreras, como los años 80. El caso es que nadie en el PSOE se atreve a levantar la mano para no ser tachado de aguafiestas o traidor.
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