Cuando Andoni Luis Aduriz tenía 14 años, un orientador escolar acudió a su colegio para sugerir salidas profesionales a los alumnos. A quienes tenían calificaciones medias sugirió que eligieran entre academias militares, formación profesional, oficios y trabajos manuales, como si su futuro dependiera de esa decisión. La madre de Aduriz, que conoció el hambre en la Guerra Civil y la posguerra, decidió que su hijo mal estudiante sería cocinero: "Si estás en una cocina, al menos, comerás". Así comenzó, casi accidentalmente, la carrera del chef Aduriz, considerado uno de los máximos exponentes de la Nueva Cocina Vasca, Premio Nacional de Gastronomía, dos Estrellas Michelín y símbolo de la creatividad gastronómica. En su proyecto Mugaritz, que no es un restaurante sino un "experimento", Aduriz ha desarrollado una investigación interdisciplinar que conecta la gastronomía con la filosofía, el arte, el teatro o la neurociencia. Y donde, además, innovan con sabores y texturas para narrar historias más que preparar platos. [mediacenter_panel align="right" type="post" post_id="770752"][/mediacenter_panel] Autor de libros como 'Cocinar para vivir', 'Mugaritz: A Natural Science of Cooking' o 'Innovación abierta y alta cocina', el chef Aduriz es conocido por su inquietud intelectual y social, que le ha llevado a colaborar en varios proyectos solidarios y construir en Mugaritz un santuario donde estudian y se forman las jóvenes promesas de la cocina. "Pensé: Si algún día tengo un proyecto, ya sé lo que voy a sembrar ahí. Conciencia crítica, solidaridad, creatividad, la mirada creativa, el inconformismo, la capacidad de sacrificio, la resiliencia. Esto es lo que pasará en Mugaritz porque yo lo voy a cultivar". Y así se cumplió el deseo de su madre, y Aduriz nunca pasó hambre.
Cuando Andoni Luis Aduriz tenía 14 años, un orientador escolar acudió a su colegio para sugerir salidas profesionales a los alumnos. A quienes tenían calificaciones medias sugirió que eligieran entre academias militares, formación profesional, oficios y trabajos manuales, como si su futuro dependiera de esa decisión. La madre de Aduriz, que conoció el hambre en la Guerra Civil y la posguerra, decidió que su hijo mal estudiante sería cocinero: "Si estás en una cocina, al menos, comerás". Así comenzó, casi accidentalmente, la carrera del chef Aduriz, considerado uno de los máximos exponentes de la Nueva Cocina Vasca, Premio Nacional de Gastronomía, dos Estrellas Michelín y símbolo de la creatividad gastronómica. En su proyecto Mugaritz, que no es un restaurante sino un "experimento", Aduriz ha desarrollado una investigación interdisciplinar que conecta la gastronomía con la filosofía, el arte, el teatro o la neurociencia. Y donde, además, innovan con sabores y texturas para narrar historias más que preparar platos. [mediacenter_panel align="right" type="post" post_id="770752"][/mediacenter_panel] Autor de libros como 'Cocinar para vivir', 'Mugaritz: A Natural Science of Cooking' o 'Innovación abierta y alta cocina', el chef Aduriz es conocido por su inquietud intelectual y social, que le ha llevado a colaborar en varios proyectos solidarios y construir en Mugaritz un santuario donde estudian y se forman las jóvenes promesas de la cocina. "Pensé: Si algún día tengo un proyecto, ya sé lo que voy a sembrar ahí. Conciencia crítica, solidaridad, creatividad, la mirada creativa, el inconformismo, la capacidad de sacrificio, la resiliencia. Esto es lo que pasará en Mugaritz porque yo lo voy a cultivar". Y así se cumplió el deseo de su madre, y Aduriz nunca pasó hambre.
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