El doctor Ignacio Alcalá, otorrinolaringólogo, que, además, es sordo de un oído desde pequeño, ha pasado consulta hoy en el Comando Norte. En verano, y siempre, debemos cuidarnos los oídos, y es necesario desmontar algunos mitos perjudiciales. No te entra el mar entero en los oídos cuando te bañas: el oído no es un pozo. Pero cualquiera que tenga problemas con los oídos, es mejor que se bañe con tapones. Otro mensaje importante: nunca hay que introducir nada en los oídos, se limpian solos. Eso que hacía la abuela de Aitana de curárselos con aceite de oliva y mantequilla no es la peor de las ideas para disolver un tapón de cera, pero mejor dejárselo a los profesionales. Y nunca, jamás, hacer lo de la vela encendida en la oreja que vemos en redes sociales últimamente: es peligrosísimo. Si los oídos se taponan en el avión podemos probar a beber agua, forzar un bostezo o mascar chicle. Otra forma de cuidarlos es evitar exponerse a ruidos fuertes: esos pitidos que sentimos al salir de la discoteca son síntoma de que los hemos dañado. Y en cuanto al volumen de los cascos: si no escuchas a la persona que tienes al lado, es que te los has puesto demasiado alto.
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