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En las memorias de su infancia José Revueltas recordó alguna vez que "[…] de chico siempre me desvivía porque me compraran proyectores con lámpara de alcohol, iba al Volador a comprar cintas viejas, por metro […]". Recordaba también las proyecciones públicas, en su infancia en Durango: "Era gratis, ponían una sábana en la plaza y proyectaban películas, a mi me parecía algo mágico, verdaderamente extraordinario […]".
Entre aquel transcurrir de la infancia a la adolescencia y la juventud, viendo el cine mudo italiano, o el cine de Chaplin, José Revueltas se convirtió en un adulto cuya pasión por el cine le llevo irremisiblemente a involucrarse con él, fundamentalmente como especialista de la dramática fílmica. Anheló durante toda su vida, con mucha intensidad, llegar a convertirse él mismo en director, pero aquel fue un sueño irrealizado. Se resignó a vivir dentro del cine, únicamente como argumentista y, sobre todo, como adaptador, terreno éste en el que logró ser verdaderamente eficaz y con éxitos muy reconocidos. Sin embargo, también sufrió permanentemente su vida en el medio, por lo intolerable que le resultó tener que ajustar su quehacer a los requerimientos de los productores, que en no contadas ocasiones provenían de requerimientos que "reducían al escritor de cine a un amanuense al servicio de las estrellas".
En otras ocasiones realizadores caprichosos, o colegas en la adaptación y el guionismo, le hicieron titubear de su permanencia en el medio, para el que él se consideraba capaz como director. Diría de aquello que "nunca he hecho cine de una manera satisfactoria y menos, tratándose de la edad del churro, cuando he trabajado en uno de ellos". Deploró los embates de la censura, hasta el punto de que alguna vez diseñó un código de ética de los profesionales del cine, en el que establecía las razones por las que tenía que haber libertad para la creatividad, sin que necesariamente se originaran conflictos con la perspectiva moralista de los sectores más conservadores de la burocracia y la sociedad mexicanas, que sofocaban la libre expresión estética y narrativa en el cine mexicano.
Así, el cine se convirtió para Revueltas, a la larga, en un anhelo irrealizado. Casi hacia el final de su vida diría que "hice cine porque fue uno de mis grandes ideales, como medio de expresión. Siempre me gustó. Hoy estoy ya fatigado; bueno, argumentos podría seguir escribiendo, eventualmente, pero lo que me dejaría satisfecho es dirigir, filmar películas, claro. Antes no me entusiasmé, pues vi que el ambiente comercial no me permitía realizar cuanto yo deseaba. Sin embargo, es difícil, ya que tengo tantas tareas que cumplir, literarias y teóricas". Ésta es sólo una parte de la historia de un gigante de las letras mexicanas, y de lo que su pasión por el cine le llevó a hacer dentro de él.
© 2019 UNAM, Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial (E-bog): 9786070282454
Release date
E-bog: 29. november 2019
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Dansk
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